Fiesta de la Claraesperaza, Sant Jeroni de la Murtra

Como cada Sábado Santo, nos hemos reunido en la Murtra de San Jerónimo de Badalona un grupo de personas que queremos acompañar a María en este día en que la Iglesia nos propone silencio. 

Jesús de Nazaret reposa en el sepulcro.

María, su madre, calla y aguarda. En su corazón, la vida se abre paso después de la muerte. Esta es la Claraesperanza  que María quiere comunicarnos.

 Junto a ella hemos querido expresar nuestra confianza en que  la vida desde Dios, vence a la muerte. Y aunque en nuestro mundo de hoy, vemos diariamente, a través de los medios de comunicación y de la realidad en nuestro entorno, tantos rostros de dolor, que como lo fue  Jesús, han sido humillados, maltratados,  pisoteada su dignidad de persona humana. Desde María comprendemos que aun que parece que todo ha acabado, todo comienza de nuevo; solo ella mantiene la llama encendida  con su fe ardiente.

Hemos querido acercarnos a ella para recibir esa antorcha que arde en la noche oscura del Sábado Santo y así poder proclamar con fuerza  en la Pascua, que Jesús vive y está Resucitado para siempre.

Por todo ello como nos dice Gemma Manau en un articulo aparecido en el Pliego del Espacio Dolores Bigourdan, “el ser apostoles de la esperanza, se convierte en una tarea apremiante para todo cristiano y parafraseando a San Francisco cuando dice “Señor haz de mi un instrumento de tu paz” , nos invita a decir “ Haz de mi un instrumento de Tu esperanza”.

Y también podemos decir:  Maria, haz de mi un instrumento de tu ESPERANZA. Citamos algunos:

Que donde haya autosuficiencia lleve la consciencia de que somos seres donados.

Que donde hay ruido lleve el silencio.

Que donde hay prisa yo lleve la vivencia de eternidad.

Que donde no haya metas ni referentes yo lleve la capacidad de soñar.

Que donde haya rechazo de la fragilidad humana, yo lleve aceptación alegre de la realidad.

En realidad la esperanza es constitutiva de todo ser humano pero en María es una actitud vital, es su forma de vivir. Ella guardaba todas las cosas en su corazón de madre y siempre fiel a lo que el ángel Gabriel le anuncio supo estar al pie de la Cruz hasta el final.

Hoy oremos junto con Maria al Padre, para ser apóstoles y apóstolas de la esperanza, mas allá que dar razones de la misma, invitemos a otros  mostrándosela, viviéndola, enseñándoles que no es una locura, sino que nace del dinamismo más profundo de nuestra fe Cristiana.

Lector 2

Del Evangelio de San Lucas (2, 27-35)

Simeón movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Silencio Breve

Lector 1

María sabe bien de la cruz que conlleva el amar al modo de Dios. El amor redentor conlleva la asunción del mal, y eso implica cruz.

Las cruces provocadas a tantas personas por el mal, se nos clavan en el corazón, como la espada que a María le atravesó el pecho. El mal del mundo atraviesa nuestro corazón, nos duele el dolor de los seres humanos allá donde estén, nos duele el maltrato hacia la creación… Pero asumimos esa cruz de dolor y compasión, desde el amor. La cruz desgarra, pero la cruz asumida con amor, es una herida de la que mana vida. Solo cuando sabemos apreciar la vida en cualquier humilde expresión, es cuando la esperanza se sostiene.

María nos muestra, ya muerto Jesús, que la oración no es un elemento accesorio, sino crucial para mantener viva y vibrante nuestra relación con él, nuestra relación con Dios. La soledad y el silencio son el hábitat donde nuestro ser-con-Dios se alimenta, dónde se criban nuestras esperanzas.

(silencio)

Canto: María, madre del dolor 

El Papa Francisco alentaba a que no nos dejáramos vencer por el desánimo. Y destacaba que nuestra alegría viene del encuentro con Jesús. Que aunque nosotros acompañamos y seguimos a Jesús, nuestra alegría viene de sabernos acompañados por él: sabemos que nunca estamos solos.

No vencemos al mal con la fuerza sino con la cruz. Francisco nos exhortó a que jamás nos acostumbráramos al mal en la convicción de que podemos transformarnos a nosotros mismos y al mundo. Sin miedo de salir de nosotros mismos e ir hacia los demás.

Debemos aprender a mirar hacia lo alto y también hacia abajo, hacia Dios y hacia los seres que son más vulnerables o que más sufren, hacia quienes hoy están clavados en todo tipo de cruces.

(Silencio)

Canto: María, madre del dolor

Lector 3    Maria, haz de mi un instrumento de tu ESPERANZA, que donde haya autosuficiencia lleve la consciencia de que somos seres donados.

Lector 4   La autonomía al erigirla en ideología la absolutizamos y la convertimos en autosuficiencia, encerrándonos en nosotros mismos, aislándonos de los otros. Forjamos asi un yo solo y solitario.

Que donde haya autosuficiencia llevemos la profunda experiencia de saber que la vida es un don que nos ha sido dado, y que la dinámica propia del ser donado, es darse a su vez. Porque además es dándonos que nos encontramos, que nos construimos.

Lector 3  Que donde hay ruido lleve el silencio.

Lector 4     Vivimos en una soledad que sin embargo esta poblada de aullidos, de ruidos. Huimos del silencio. Será que nos cuesta estar con nosotros mismos y escuchar nuestras propias preguntas existenciales?.

Que donde haya ruido llevemos la experiencia del silencio, necesario para contemplarnos a nosotros mismos, a la creación toda, y a Dios, pues la esperanza nace de la contemplación.

Lector 3  Que donde hay prisa yo lleve la vivencia de eternidad.

Lector 4   La prisa, tantas veces paradójicamente nos hace vivir con los ojos cerrados, ¡la inmediatez no nos deja contemplar nuestro entorno! La esperanza no nace de esta agitación sino de la contemplación, de la experiencia de eternidad. Alfredo Rubio diría, cuanta eternidad hay en un beso. Cuanta eternidad cuando se produce un encuentro profundo entre personas que se aman.

Lector 3   Que donde no haya metas ni referentes yo lleve la capacidad de soñar

Lector  4  Andamos sin certezas ni convicciones profundas, quizá muy informados, con pluralidad de referentes, pero con poca sabiduría, sin saber exactamente hacia dónde ir, como orientar la propia vida.

Que donde no haya metas ni referentes seamos capaces de motivar a los otros a soñar cosas reales y posibles, que infundamos en los otros la valentía de preguntarnos qué es lo que deseamos en lo más profundo de nuestro ser.

Lector  3  Que donde haya una búsqueda de bienestar yo lleve la capacidad de bien-ser.

Lector  4  Que ante esta búsqueda frenética de bienestar sepamos ser instrumentos de reconciliación de la persona consigo misma, con su realidad.

Lector 3    Que donde haya rechazo de la fragilidad humana, yo lleve aceptación alegre de la realidad.

Lector 4 La fragilidad muchas veces nos resulta incomoda, pero como no podemos eliminarla, la convertimos en tabú. La muerte, nuestro límite máximo es el gran tabú del momento presente.

Que nuestra vida refleje la bondad de Dios, que sea una acción de gracias por la vida que se nos ha dado. Que manifestemos la bondad de la creación, asumiendo con alegría nuestros límites y vivamos llenos de esperanza lo que realmente somos.

María haznos instrumentos de tu esperanza, libres para soñar, aceptando plenamente la realidad, pues solo así realmente podremos hacer algo real y posible para transformarla.

(Silencio)

Canto Final:

Maria Claraesperanza

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