29 DE MARZO DE 2020
Quinto DOMINGO DE CUARESMA
Lecturas del día
(Ez37,12-14) (Rm8,8-11) (Jn11,1-45)
Quinto domingo de Cuaresma, enfilados ya hacia la semana Santa que con casi toda seguridad viviremos en gran medida enclaustrados como hasta ahora, hoy oía a una persona en televisión que usaba en su reflexión dos palabras para darnos ánimo, valentía y optimismo, y yo sin renegar de estos sustantivos, creo que para nosotros los creyentes seguramente hay dos palabras que son más significativas, coraje y esperanza, la primera porque tiene que ver con actitudes del corazón y ahí están valores como la solidaridad o la empatía…, la segunda porque sitúa nuestras expectativas en un horizonte mucho más luminoso y sobre todo más abierto a los demás.
En los domingos anteriores Jesús se nos ha presentado como la mejor propuesta posible para que el hombre y la mujer puedan tener una vida plena, Jesús es fuente de LIBERTAD frente a las tentaciones del mundo (Mt4,1-11). Él ayuda a SUPERAR el MIEDO para asumir las tensiones y los conflictos que nos surgen en la vida cuando aceptamos vivir el evangelio en plenitud (Mt17,1-9). Jesús invita a descubrir el AGUA VIVA que va a aplacar nuestras insatisfacciones y abrir nuevos horizontes de vida (Jn4,5-42). Vivir con las actitudes de Jesús es ser LUZ frente a las dudas y las tinieblas que puedan aparecer en nuestra vida (Jn9,1-41).
Como veis la propuesta es un itinerario de libertad, de superación, de descubrimientos y de luz que Jesús en todo lugar y momento nos está ofreciendo.
En el evangelio de hoy el tema central que se nos propone es el de la VIDA como triunfo sobre la muerte “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera vivirá, y quien vive y cree en mí no morirá para siempre”.
En este cuarto evangelio de Juan cuando habla de la vida eterna no se está refiriendo solo a la vida después de la muerte, sino que la vida ya es algo que se está dando ahora y aquí en toda su plenitud.
Al contrario de los escritos del profeta Ezequiel y del apóstol Pablo en las lecturas de hoy que nos hablan de la vida en futuro, Jesús nos habla de la vida en presente “Yo soy la resurrección y la vida” y lo hace así para decirnos que la vida deseada por Dios para todos no está solo en el allá, sino también en el aquí, en la situación confusa que ahora vivimos si estamos atentos veremos las muchas muestras de amor que reflejan a Cristo
Creo que es un error el preguntarnos si Lázaro, aquel amigo de Jesús por el que lloró desconsoladamente, resucitó o no físicamente, debemos salirnos de la literalidad del texto, pues no se trata a mi entender de dos vidas, una física aquí u otra que podemos tener después cuando muramos, pero como prolongación de esta. No es esa nuestra elección lo que debemos decidir es si queremos una sola vida física y biológica o queremos vivir una VIDA COMPLETA, durante esta vida de ahora y también después más allá de ella. Jesús no viene a prolongar la vida biológica nuestra, viene a comunicar la VIDA PLENA que Él nos ofrece y que Dios quiere para nosotros.
Toda la vida de Jesús, su forma de tratar a las personas, sus gestos, su coherencia, su generosidad cotidiana y sencilla y su entrega total señala su completa y profunda humanidad. De igual manera lo mejor que nosotros tenemos para dar vida es adhiriéndonos a esa forma de ser-
Dejar que Él toque nuestra existencia y nos invite a dirigir nuestra mirada hacia la utopía del Reino, recobrando un espíritu que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una VIDA NUEVA. No hay nada mejor ni mayor regalo para transmitir a los demás
Muchas gracias
Que el Señor les bendiga
