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Actitud contemplativa
• Os sugiero vivamente que durante estas sesiones nos pongamos en actitud contemplativa: escuchando con el corazón, dejando que estos mensajes nos manifiesten su significado, “sin pelearnos con ellos” de entrada.
• Sin el vado de “pues mira lo que pasa fuera”. Ya vendrá el momento de bajar y pensar cómo se lo cuentas a otros, cómo ayudar a otros. Todo llegará. Pero ahora, pongámonos en actitud de escucha, de contemplación, de apertura.
• Como quien sube a la montaña y simplemente mira, respira, se sorprende y se deja transformar por la belleza.
Qué y por qué de la Teología del cuerpo
El Papa Juan Pablo II habló sobre este tema en sus Catequesis semanales durante cuatro años (1979 a 1983).
Son unas enseñanzas importantes para los creyentes porque se refieren a nuestro “ser cuerpo” y estar en relación con otras personas, todo esto visto a la luz del amor creador de Dios y de la redención de Cristo.
El Papa deshace una serie de malentendidos milenarios que aún pesan en nuestro inconsciente y que provocan un sufrimiento inútil en millones de personas. Nos hace mirar todo “en clave de redención”, de personas salvadas por Cristo y nos llama a una vida de auténtica santidad.
Algunas afirmaciones clave de la
Teología del cuerpo
• El Papa en estas catequesis va tocando una serie de temas preciosos, releyendo el relato del Génesis sobre la creación de los seres humanos, y entendiendo este texto desde la mirada de Jesús:
• Vio Dios que era bueno cuanto había hecho: cada ser creado está bien. “’Y vio Dios que era muy bueno cuanto había hecho’. La desnudez en que vivieron al principio los seres humanos significa el bien originario de la creación divina. Toda la sencillez y plenitud de la visión a través de la cual se manifiesta el valor puro del cuerpo y del sexo. Dios crea por amor, y esto sólo puede ser comprendido por el ser humano”.
• Fuimos creados para vivir en unidad con otros, en “comunión” que incluye el amor y la libertad.
• El cuerpo manifiesta a la persona: más allá de que sea varón o mujer, es persona, alguien amado por Dios de manera directa e incondicional.
• La persona, un don irrepetible
• El cuerpo humano y sólo él, es capaz de hacer visible lo invisible: lo espiritual, lo divino.
• Existimos para alguien. Somos imagen de Dios, no tanto en el momento de la soledad, sino en el momento de la unidad/comunión con otro ser humano
• La raíz del ser humano es el amor que acoge y es acogido
• Por qué el pudor y la vergüenza del cuerpo
• En qué consiste el pecado y en qué la salvación
• Cómo tener una espontaneidad madura
Malentendidos milenarios
1. El cuerpo tiene la culpa. Es necesario espiritualizarse.
2. La mujer tiene la culpa. Por ella entró el pecado en el mundo.
PUES NO
1. El cuerpo tiene la culpa
A lo largo de la historia los seres humanos han intentado entender el por qué de sus luchas interiores, por qué parece que uno quiere hacer el bien y termina hiriendo a otros, cómo gestionar sus propios impulsos emocionales cuando se vuelven intensos e imperativos. Unos han castigado el cuerpo y otros lo ha convertido en un ídolo. Dos extremos indeseables.
El Papa nos advierte que en el cristianismo se coló, hace siglos, una visión maniquea que nos hace entender mal toda la ética que surge del Evangelio.
El es una doctrina que surgió en Oriente, fuera del ambiente bíblico, que atribuía la fuente del mal a la materia. Y la fuente del bien, al espíritu. Condenaba entonces todo lo que en el ser humano es corpóreo. Y como la corporalidad se manifiesta también a través del sexo, despreciaba todo lo relativo a la sexualidad, incluso el matrimonio, y todo lo que tuviese que ver con ello. Invitaba a una espiritualización entendida como huida del cuerpo.
Dice el Papa:
“El Evangelio expresa una exigencia dirigida al espíritu humano que surge de una afirmación, no de una negación o condena. Afirmación de la masculinidad y feminidad del ser humano como dimensión personal del cuerpo.”
“Una actitud maniquea llevaría a un ‘aniquilamiento’ intencional del cuerpo, una negación del valor del sexo humano, de la masculinidad y la feminidad, o sólo a la ‘tolerancia’ en los límites de la necesidad de la procreación. Para el maniqueísmo el cuerpo es un antivalor. Para el cristianismo es un valor no bastante apreciado”.
