Eulalia Linares, una mujer de profunda fe en el Señor

A Eulalia Linares

Eulalia te queremos recordar tal como te hemos conocido, una mujer valiente, de fe firme, entregada, dispuesta a ayudar y a realizar todo aquello que se te encomendó.

Tu llegaste al grupo de mujeres, que estábamos surgiendo de los apostolados de los sacerdotes formados en la Casa de Santiago, mucho antes de que nosotras tuviéramos nombre. Tu empezaste junto a Tante, Catalina, María Jesús y otras. Alfredo os llamó Úrsulas, y después fuimos llegando nosotras: las Claraeulalias. Vosotras, las que fuisteis primeras junto a Tante nos abristeis camino.

Arriesgasteis mucho. Tu por fidelidad y por seguir a Jesús fuiste a Alemania y es bien conocida la labor que has hecho.

A España han llegado los ecos de muchas familias agradecidas, que por diversos motivos os han confiado a sus hijos con dificultades y problemáticas. Y vosotros, Eulalia y Gabriel, les abristeis la puerta de la casa de Eckersbach para que pudieran recuperarse.

Esta casa de Eckersbach siempre ha sido de acogida. Cuando hemos ido pasando en grupos os habéis desvivido por atendernos y que conociéramos vuestras amistades que han sido muchas.

En estos últimos años hemos podido disfrutar contigo de algunos meses, cuando venias a estar con nosotros. Desde aquí ibas a visitar a unos y a otros de distintos lugares, a tu familia, a los amigos y compartíamos tantas vivencias y recuerdos. En varias ocasiones has estado en encuentros o ejercicios espirituales que se han realizado.

Te hemos conocido como una mujer de fe, acogedora y fiel a lo que has entendido que dios te pedía.

Gracias por tu testimonio. Eulalia siempre estarás en nuestro corazón.

Grupo Claraeulalias

Eulalia Linares Sánchez (1933-2021)

Eulalia Linares Sánchez nacida en Elche de la Sierra (Albacete), en el año 1933. Sus padres fueron Emilio y Rosario. Falleció el 25 de diciembre en Eckersbach (Alemania).

¿Quién era Eulalia?
Una mujer de profunda fe en el Señor y de la mano de María siempre dispuesta a ser instrumento de caridad hacia los demás. En ella destacaba una serena entrega y confianza en llevar adelante toda misión que se le encomendaba.

Un buen amigo suyo, Ángel María, decía de ella: “mujer entrañable, fuerte y generosa”. Yo añadiría: profunda, silenciosa -tantas horas de silencio que vivía- para darlo a los demás.

A los 17 años entró en el convento de Religiosas Franciscanas, llamadas Darderas, de Barcelona. A los pocos años de estar en el convento pidió poder ir a una misión que empezaba la comunidad en Perú, en Tierra Blanca, lugar selvático, que apenas estaba urbanizado. Fueron unos  comienzos difíciles. De las cinco religiosas, ella era la que cuidaba del dispensario. Estuvo once años sin regresar a Barcelona.

En Barcelona, la comunidad le encargó un trabajo de enfermería en el Hospital del Mar. Gabriel Ramos, todavía teólogo, fue a visitar un enfermo africano por encargo de Cáritas, para ayudarle en su soledad y allí Gabriel conoció a Eulalia. Pasaron unos meses y mientras Eulalia repensaba su situación en el convento. Gabriel le presentó a Alfredo y acordó con Eulalia que tuviera un tiempo de reflexión. Y unos meses más tarde, le propuso que fuera a Eckersbach donde residía Gabriel.

En aquel momento en la casa de Eckersbach estaba un grupo de muchachos pasando unos días de vacaciones, este grupo lo llevaba María Jesús Fernández. Alfredo dijo a Eulalia que aprovechará estos meses para tomar una decisión. La realidad fue que la estancia en Eckersbach duró cincuenta años. Entonces Eulalia tenía 38 años. Desde entonces vivió la llamada a ser Claraeulalia que desarrolló en su vida con verdadero gozo espiritual.

La época en Alemania estuvo al cuido de la casa, de Gabriel y de tantos amigos que hicieron del pueblo y de sus alrededores. Fue extraordinaria su labor. Una labor sencilla y acogedora. Y además hablaba perfectamente el alemán. Tenía la simpatía de ofrecer de entrada “su café español”, costumbre que guardó hasta los últimos días de su vida. En Eckersbach acogieron muchos grupos de la Casa y a jóvenes que necesitaban un tiempo de reposo por temas médicos y de salud. Cuantos diálogos se establecieron con tantas personas y que han quedado en su corazón.

Gabriel me comentaba que “Eulalia encarnaba los dos papeles de Marta y María del Evangelio, pero sin duda más el de María”.

Descanse en paz Eulalia, se fue a la Casa del Padre un 25 de diciembre. No deja de ser una “caricia” de Jesús.

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