El evangelio que nos sale hoy al encuentro, lo siento como una llamada a la humildad y a ser últimos. Y me hace buscar y releer ese artículo de Alfredo -un referente constante en mi búsqueda espiritual- a través del que nos invita a hacer el bien sin esperar nada a cambio. Me refiero a «A nivel del campo, la hierba y su raíz».

Es cierto que no es fácil recorrer este camino, requiere una atención plena. Una apertura interna a la trascendencia que nos habita y que podemos descubrir lentamente en la soledad y el silencio. Y también una mirada y escucha descentrada de uno mismo en el compartir cotidiano con él otro. Quizá es como si humanidad y trascendencia se fueran entrelazando en el devenir de la vida.

Pero a la vez, siento que tampoco parece tan difícil ese tratar a los demás como queréis que ellos os traten, que Jesús les decía a los primeros discípulos ¿no? Una llamada también a mirar al otro desde la compasión. Un aprendizaje, que como muchos en la vida requiere constancia, paciencia, y en este caso diría que lentitud, humor y sabiduría.

¡Feliz domingo!