Domingo IV de Pascua // Jn 10,27-30

Reina-Valera 1960

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,  y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre uno somos.

Amado mío, tú entregaste la vida por mí y mi único deseo es entregarte mí vida siendo los dos, uno.

Tú eres mi pastor y contigo nada me falta, me das seguridad y haces que no tenga miedo, miedo a caminar por tus caminos en esta vida que me toca vivir, me llenas de vida y tu paz y tu alegría me invaden.

Amado mío, tú me conoces mejor que yo misma y sabes perfectamente cuando me descarrió y sales a mi encuentro, es por eso, que no temo, porque tú estás ahí siempre, en mí, y cuando dices mi nombre te reconozco y vuelvo a renovar mi deseo a volver a ti.

Gracias amado mío por amarme tanto.

Artículos

Ser en Fiesta

NOVEDAD: adjuntamos acceso a los podcasts de las...

¿Y tu, de qué fuente bebes?

Al igual que nuestro cuerpo necesita alimentarse...

La dama de humor

…Los mejores momentos de la vida los he...

Actividades

¡No hay eventos!

Suscríbete a nuestro boletín

© 2025 PazyFiesta | Una web de Mauricio Mardones

© 2025 PazyFiesta
Una web de Mauricio Mardones