Comentario del evangelio del 17 de julio 2022
Escucha y servicio
Después de haberse leído el domingo pasado el texto de Lucas sobre el buen Samaritano, la liturgia nos propone hoy un texto del que se ha escrito y dicho mucho: Jesús en casa de Marta y María… y de Lázaro, aunque de él no se hace mención en este texto de hoy.
No creo que el comentario de Jesús dé lugar necesariamente a pensar que la escucha de la Palabra y el servicio estén disociados o que haya que escoger uno y excluir el otro… No después del ejemplo de compasión y servicio del samaritano que leímos el pasado domingo.
Las dos mujeres acogen a Jesús y le dan toda su atención: una, en los muchos servicios, la otra, escuchando su Palabra. Marta ama a Jesús y desea atenderle de la mejor manera, cosa que seguramente Jesús aprecia y valora.
Marta dice a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano”. Las palabras de Jesús a Marta: “andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria…”, creo son más bien una invitación a dejar de lado inquietud, preocupación, dispersión… y sin tampoco entrar en comparaciones que hacen tanto mal…
El servicio y la escucha de la Palabra ambos son importantes. Se podría incluso decir que el servicio fluye del torrente que mana de la escucha de la Palabra de Dios haciéndose vida en nosotros. Estamos llamados a ser María y Marta, dejándonos amar por Jesús tanto en el servicio como en la escucha de la Palabra.
San Elredo de Rievaulx, religioso cisterciense inglés (1110-1167), escribe:
“Si nuestro corazón es el lugar donde reside Dios, es justo que estas dos mujeres (Marta y María) también estén allí: una sentada a los pies de Jesús para escucharlo, la otra ocupada en darle de comer: Mientras Cristo esté en la tierra, pobre, hambriento, sediento tentado, será necesario que estas dos mujeres habiten en la misma casa, que en un mismo corazón residan estas dos actividades”.
Pineda de Mar
