Domingo VI del tiempo ordinario // Mt 5, 17-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud… Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado… Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón… También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey… Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

Hoy celebramos la fiesta de Santa Eulalia, patrona de Barcelona junto con Nuestra Señora de la Merced que se celebra el 24 de Septiembre.

Eulalia, la bien hablada nos ayuda a darle plenitud a la ley y nos invita a entrar y a permanecer en el Reino de los Cielos, y Nuestra Señora de la Merced, nos ayuda a romper nuestras cadenas, a salir de nuestras prisiones, a dejar nuestros cepos…

¿Cómo?

1.     Siendo realmente mejores, cumpliendo y enseñando los preceptos de Cristo, sin saltarse uno solo.

  1. Disculpando de corazón cuando nos sentimos ofendidos, da plenitud la ley de no matar, y nos ayuda a conservar la inocencia.
  2. Acogiendo la eficacia de la palabra de Dios, los brotes nuevos que nacen en nuestro corazón.
  3. Haciendo vida en nuestra vida las parábolas de Jesús, sus Bienaventuranzas, en la libertad de los hijos de Dios.
  4. Teniendo una actitud amorosa hacia los demás, perdonando sus desatinos en oración.
  5. Siendo pobres en el espíritu, sin poseer personas ni aprovechándose de ellas, ni despreciar a nadie.
  6. Perdonando a los enemigos para ser perfectos como nuestro Padre Celestial es perfecto.
  7. expresando con sencillez la propia verdad. Sí o no, en libertad y unidad.
  8. Continuando la lista que nos da Mateo con la ayuda del Espíritu Santo.
  9. Pedir por aquellas personas que nos han ofendido y pedir a Dios la gracia de perdonar de corazón. Repitiendo desde el fondo de nuestro corazón:

Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación.

Nubia Isaza Ramos

Fúquene, Colombia

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