La liturgia de la Iglesia Católica celebra este domingo la fiesta del Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
No podemos mantener vivo el cuerpo sin comer ni beber y desgraciadamente mueren muchas personas cada día por falta de alimento. Igualmente, nuestro espíritu necesita alimento, contrariamente viviríamos como muertos en vida.
De hecho, los creyentes en Jesús reconocemos que estamos faltos de alimento espiritual porque en el Padrenuestro se lo pedimos constantemente: «danos hoy nuestro pan de cada día». Y, aparte del pan material, ¿qué es lo que nutre la vida? O, mejor dicho, ¿Quién alimenta nuestra Vida?
El evangelista Juan, con su particular lenguaje altamente simbólico, nos dice una y otra vez, que Jesús es el alimento de nuestra vida humana y cristiana. En efecto, si la vocación de cada cristiano es la de adecuar su vida al modo que Jesús nos enseñó, hemos de comulgar plenamente con toda su persona. Y la mejor manera de comulgar con Jesús es llegar en lo posible a identificarnos con él, esto es, leer su Palabra y llevarla a la vida con la bondad que desprendía de todo cuanto hacía, decía, cómo amaba, cómo estaba siempre al lado de los necesitados, cómo se compadecía de los enfermos y necesitados, cómo consolaba a los afligidos, cómo celebraba la fiesta con sus amigos, cómo amaba la vida…, la Vida.
Sí, Jesús es nuestro pan de cada día.
Joan Romans
