En 1970 Alfredo Rubio (responsable del Santuario de Santa Eulalia de Vilapicina) y Abbé Guy Paul (rector de la parroquia de Sainte Eulalie de Montpellier) iniciaron este hermanamiento de comunidades entorno a su patrona, la joven mártir santa Eulalia de Barcelona. Desde ese año, fielmente cada mes de febrero nos visitamos y compartimos la amistad.
El 24 y 25 de febrero 2018, el Santuario de Santa Eulàlia realizó la 48 peregrinación a Montpellier. Solemos aprovechar el camino para conocer alguna realidad. Este año hemos profundizado la espiritualidad de los dominicos y la historia de los cátaros. Nos fuimos a Prouilhe, donde Santo Domingo de Guzmán fundó la primera comunidad de dominicas.
Actualmente vive allí una comunidad internacional de 15 dominicas. Nos invitaron a rezar el oficio de mediodía con ellas y nos dejaron el comedor de la hospedería a disposición para tomar nuestro picnic. Antes de marcharnos tuvimos un tiempo de diálogo con la hermana Agnes, que contestó nuestras preguntas y nos explicó la historia de Santo Domingo y su preocupación por los cátaros, que se habían salido de la Iglesia Católica.
Descubrimos que Santo Domingo logró dialogar con ellos, porque abrazó a fondo los valores del Evangelio y vivía de manera pobre como ellos. La conversión de mujeres cátaras a partir de la predicación de Santo Domingo fue la semilla para fundar las dominicas. Mas tarde fundó la orden de los predicadores: los dominicos, una orden mendicante, hombres dedicados a predicar el Evangelio.
Sabemos que en múltiples ocasiones de la historia hay personas que han tenido más confianza en la violencia que en el diálogo. A principio del año 1.231 se creó el Tribunal de la Inquisición para acabar con los cátaros. No se puede cambiar la historia, pero podemos aprender de ella.
Nos desplazamos a Mazamet, al Museo del Memorial de los Cátaros. Descubrimos como vivieron, cuáles eran sus convicciones y el contexto histórico. Delante del Muro del Memorial, donde están grabados los nombres de los cátaros que fueron ejecutados a causa de su fe, tomamos consciencia de lo que produce la intolerancia religiosa.
En el autocar proyectamos la película de Santa Josefina Bakhita, ejemplo de vida que muestra como abrir los corazones a partir de una actitud no violenta.
El domingo celebramos la eucaristía con la comunidad de Montpellier. Las reliquias de Santa Eulalia estuvieron expuestas para venerarlas. Y evidentemente no faltaron los abrazos de amistad, el intercambio de regalos y el tradicional aperitivo.
Y ya se ha empezado a soñar cómo celebrar la gran fiesta de los 50 años de hermanamiento (2020).
Pauline Lodder
