Un concierto de flauta, he escuchado.
¡Qué maravilla! Pero he aprendido
una cosa que nunca hube aprehendido
a pesar de saberla y olvidado.
No tocan marfileño albo teclado
ni sesgan una cuerda en alarido
ni aporrean el bombo tan sufrido
ni arañan arpas aunque con cuidado.
En la flauta, la música aparece
justo allí donde el aire se hace libre
por el poro a la luz que no se empece.
¡ Dejemos a la gente en libertad
y así su vera melodía vibre!
sin golpes, sin cuchillos ni maldad.
Alfredo Rubio de Castarlenas