Domingo II de Pascua // Juan 20, 14 .31

San Juan Pablo II, designa este domingo a la Divina Misericordia

El relato de hoy nos habla, desde diferentes ópticas, sobre la humana necesidad de creer en un nuevo comienzo.  De creernos los unos a los otros también.

Salir del miedo de un futuro incierto, amenazador, sin guía, para reiniciar una nueva forma, más espiritual.  Algunas pistas nos dan María Magdalena y Tomás.

Es humano no darnos cuenta, sobre todo ante el dolor inmenso de una perdida, de un terremoto interior, no sabemos cómo seguir, menos seguir   resucitadamente. Es lógico que nos aferrarnos a nuestras costumbres y hábitos, nos dan seguridad… Ir a sepulcro, seguir el rito fúnebre, hacer lo acostumbrado En nuestro día a día, seguir con el calendario litúrgico, los ritos, las festividades, un año más, la vida entera….

Siempre es tiempo de volver a Jesús resucitado y ver, sentir, palpar como lo cambia todo, y es en El en que debemos anclarnos para continuar, iguales pero nuevos. 

Darnos vuelta, preguntar, hablar, cuestionarnos, y como nos pedía nuestro maestro Alfredo Rubio, silenciarnos y escuchar/nos. Todo para testimoniar a Cristo resucitado en nuestra propia vida, siempre puede ser siempre un itinerario fascinante. 

Vivir enamorados de vivir, será el mejor fruto de esta andadura pascual que comenzamos juntos. El desafío creer en la comunidad, como le paso al poco comprendido Tomas, quien no es que no crea en Cristo, su dolor es que no cree en la comunidad. Me pregunto y les pregunto, ¿Creen en mí, creo en ti, en ustedes?; ¿la paz está con nosotros?, ¿estamos llenos de alegría? Realistas existenciales, al estilo de María Magdalena, de Tomás …quienes su humanidad, fragilidad y vulnerabilidad les hace simples, sencillos, preguntones. Si necesitan pruebas, reivindiquemos el derecho a ser realistas existenciales: ellos se saben necesitados de respuestas de seguridades, no de ilusiones fantásticas, de señales, mágicas, de silencios vacilantes, de respuestas tibias.

¿Quién es? ¿Quiénes somos? ¿Dónde estás?

María Magdalena, pudo ver a Jesús Resucitado tras escuchar una respuesta y pudo verlo con ojos nuevos. Tomás no lo pudo distinguir en los ojos de su comunidad. Jesús no lo juzga, lo llena de realismo y esto los desborda a todos de alegría. Se vale cuestionarnos, de mostrarnos tal cual, y desde ahí ir como Cristo resucitándonos. ¡Feliz, traslúcida y misericordiosa andadura Pascual!

Santiago de Chile

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