Soneto a la Santísima Trinidad
¡Señor, estoy cansado de vivir!
hay muchos años ya, a mis espaldas.
Y aunque Tú, Cireneo, me respaldas
sufro también de hacerte yo sufrir.
¿Por qué no nos sentamos a reír
y a jugar al parchís con esmeraldas
o nos bañamos en las aguas caldas
de algún mar aún sin nombre, y morir…?
Bien sé yo, que si expiro en tu amistad
me resucitarás cual Tú lo hiciste.
Me prestarás tu fuerza para ello!
Sin fatiga andaré por la verdad;
y del Bien con el mapa que me diste
llegar al fin a la cima de lo Bello.
Con el mapa del Bien,
que Tú me diste
hasta encontrar la cima de lo Bello.
Alfredo Rubio de Castarlenas