Los seres humanos nos movemos entre deseos que son en cierto modo contradictorios: querer una vida estable pero también variada; desear la compañía de otros pero también la libertad del solitario; poder tomar rápidas decisiones pero añorar la seguridad de un entorno que defina nuestro hacer; querer una vida larga pero sin el deterioro de la vejez… y así un largo etcétera.
Parece que sucediera lo mismo en la vida de fe. Pero en el caso de las enseñanzas de Jesús, se conjugan de manera admirable elementos que pueden parecer contradictorios, pero que se armonizan en un todo más completo que lo imaginado por nosotros. Esta armonización surge de una experiencia vital de que el bien es posible; que todo ser humano puede ser más libre, más armonioso y más feliz si se abre a ese Otro que le sostiene, y a los demás que le rodean.
Veamos estos binomios que encuentran su acomodo si sabemos gestionarlos:
Publicado en Revista RE
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Tratar a cada uno personalizadamente
Fotografía de Keith JJ en Pixabay