
Muchas veces he reflexionado esta parábola y me ha llevado al deleito de los árboles frutales, cuantas veces en mi niñez cogí higas de las higueras, cerezas de los cerezos, melocotones de los melocotoneros. Cada primavera veía como explotaban los capullos aparecían las hojas y que, colorido sus flores, que maravillas que espectáculos ver las flores de los almendros, por ejemplo. Luego aparecería el fruto, aprendí también de la fragilidad de su madera y que a ciertas ramas no me podía subir bajo el riesgo de una caída. Había otros arboles de madera sólida y fuerte que sin arriesgar mucho podías recoger los frutos.
A lo largo de mi vida he conocido muchísimos árboles frutales y he visto a campesinos podarlos en el otoño para estar preparados para que a la lo largo de sus ciclos vayan respondiendo al orden de la naturaleza. Cada primavera veía como explotaba la vida que llevan dentro. Aparecían las yemas que poco a poco se iban abriendo dando paso a las hojas a las flores y luego a los frutos.
En alguna ocasión, y refiriéndose a las personas, Jesús compara la vida estéril de una persona con una “higuera que no da fruto”, “por sus frutos los conoceréis”. Alusión explicita a las personas. Estamos llamados a dar frutos de buenas obras, que nos conozcan por los frutos,
También he observado que hay árboles que no dan fruto, pero dan sombra. He visto arboles de buena sombra que en los días de bochorno nos acogen, nos alivian del rigor de unas altas temperaturas. Que alivio estar en un árbol de buena sombra, a veces he experimentado que esa sombra no desmerece a una buena fruta.
De manera que, tanto sea un árbol frutal como de buena sombra, al árbol hay que cuidarlo. Esta es la respuesta que le da el campesino al amo, déjame cuidarlo antes de cortarlo, lo podaré le cabaré su tierra para oxigenarla y… No tengo duda que esto es lo que hace Jesús con nosotros.
Nos ha invitado a un proyecto de vida y tiene prisa de que respondamos, nos apremia a responder: “convertíos y creed en el evangelio”. Hemos de reaccionar antes de que sea tarde. Este mundo no puede cambiar si nosotros no colaboramos en el Proyecto del Reino.