
Quizá sea el amor, lo que lleva a María Magdalena a salir cuando aún está oscuro. El amor que, como una luz, guía el camino. Un amor con perfume de esperanza.
María Magdalena llega y ve la losa quitada del sepulcro. Corre y busca a Pedro y a Juan para decirles; ellos irán y encontrarán el sepulcro vacío.
El Amigo ya no está donde estaba… Una nueva etapa se abre como flor de primavera…
Jesús ha resucitado y empieza una nueva vida para sus discípulos amigos. Jesús vive y la fuerza de su resurrección transforma para siempre la existencia de ellos y de nosotros.
Un amigo decía en una Vigilia Pascual, que con Dios puede haber siempre nuevos comienzos. Sí, porque incluso en nuestros inviernos interiores, donde parece que ya nada crece, Dios prepara en silencio nuestra tierra… y la vida florecerá.
Con Jesús hemos muerto y resucitado y nuestra vida de personas resucitadas, comienza ya aquí. Dejémonos desbordar por la fuerza de su amor transformante, por su perdón, su paz, su alegría… Y sepamos transparentarla en lo cotidiano de nuestros días.
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!
Pineda de Mar