
El evangelio de este domingo del Corpus es el de la multiplicación de los panes y los peces, en la versión de Lucas. Una multitud de gente seguía a Jesús. Tenían hambre, no solo de pan, sino de sentido, de esperanza, de algo más que la rutina diaria. Jesús los acoge, no los rechaza. Les habla del Reino de Dios y sana a los que lo necesitan
Cuando ya se va haciendo tarde, los discípulos se ponen prácticos: «Maestro, ya es hora de que se vayan a buscar comida». Es la única solución que encuentran, la más cómoda. Pero Jesús les lanza un reto: «Dadles vosotros de comer». Esta frase es un golpe directo al corazón, y hoy podemos sentir cómo Jesús nos la dice también a nosotros.
Los discípulos miran lo que tienen: cinco panes y dos peces. Muy poco para tanta gente. Pero Jesús no se enfoca en lo que falta, sino en lo que hay. El relato está lleno de connotaciones eucarísticas: Toma lo poco, da gracias, lo parte… y alcanza para todos. Y sobra.
Eso es lo que pasa cuando ponemos lo poco que tenemos en manos de Dios. A veces pensamos que no tenemos mucho para dar: no tenemos tiempo, nos sentimos escasos de talentos, o pobres en palabras, escucha o consejo. Pero si lo poco que tenemos lo compartimos con amor, Dios hace el resto.
En este mundo tan necesitado de tantas cosas: de comida, de amor, de sentido, de escucha…, el milagro empieza cuando dejamos de mirar lo que nos falta y compartimos lo que somos y tenemos.
¡Feliz domingo del Corpus!