Encarrilarnos hacia el Reino de Dios
El Evangelio de este domingo dice que “en aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.”. Me pregunto si pasa lo mismo hoy… Estamos viviendo una profunda crisis del sistema económico, social y político, y hay muchas personas extenuadas y abandonadas. Falta liderazgo para cambiar la situación.
Los discípulos reciben autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. ¿Nosotros, discípulos, nos sentimos con autoridad para expulsar los espíritus inmundos que nos impiden convivir en paz y para curar las enfermedades que producen profundas desigualdades sociales y desastres ecológicos?
Jesús propone no ir a tierras ajenas, sino ocuparse de “las ovejas descarriadas” del propio pueblo. Pues hagamos lo mismo. Ocupémonos de curar la sociedad donde vivimos. Empezando con un cambio de mirada. Mirando con la compasión de Jesús quizás logremos darnos cuenta dónde nuestra sociedad se ha descarriado… Podemos decidir juntos enderezar, y suscitar el deseo de sanar nuestra manera de vivir.
La última frase del Evangelio es clave: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.”. Reconocer, agradecer y cuidar lo que hemos recibido. Dar sin cálculos: dejar de mercantilizarlo todo… Entrar en una dinámica de gratuidad. Son los primeros pasos para crear una sociedad diferente, que nos encarrile hacía el Reino de Dios.
Pauline Lodder