Fiesta de San Alberto Magno

Recopilando unas notas sobre la «Universitas Albertiana»

La “Universitas Albertiana” no quiere usar la terminología de profesor-alumno, sino la de personas amigas que en su interior poseen gran cantidad de valores y conocimientos para compartir, que es como se enseña y aprende en la vida. Personas que desean juntarse un rato –más corto o más largo- para sacar todo lo bueno que llevan dentro y mostrárselo al otro, para que cada uno recoja lo que le parezca más importante. Unos tendrán más experiencia en un campo, otros más conocimientos en una materia, otros aportarán la experiencia que da haber vivido muchas situaciones de la vida. Pero este proceso de reflexión y diálogo, siempre se efectúa desde una relación de amistad.

La “Universitas” desea recuperar la sabiduría de vivir, y por eso quiere aprender, a enseñar, a percibir y paladear lo que es la persona humana. La palabra ‘sabiduría’ viene de ‘saborear’; de paladear las cosas, desde las más vitales e importantes, hasta las menos significativas. Nuestra cultura ha perdido la facultad de saborear la vida, la amistad, la fraternidad, el tiempo libre, los hijos, los padres, los ancianos, etc. Y, –y quién sabe si no es esa la causa de todo–, la capacidad de saborear nuestro ser, nuestra existencia. Hemos sido esencialistas y hemos perdido la referencia de la realidad de las cosas que realmente existen. Nos hemos acostumbrado a existir, como si fuera lo más normal, como si no tuviera nada de extraordinario, y eso ha mermado nuestra capacidad de sorpresa. Urge, pues, recuperar la capacidad de asombrarnos de las cosas, de la vida, del simple hecho de existir. Esta admiración facilitará que nos demos cuenta de muchas cosas, que a simple vista, no somos capaces de apreciar ni de vivir. Conservar esa capacidad de paladear nuestra existencia, de sorprendernos por lo que nos despierta la admiración y la curiosidad, serán los verdaderos motores del aprendizaje, del deseo de aprender de las ciencias, para ajardinar el mundo con un amplio sentido de solidaridad humana.

La “Albertiana” no desea forjar eruditos, sino personas sabias y libres. Liberadas del peso ahogador de la historia, pero que saben acoger todo lo que sea bueno de las experiencias, de los descubrimientos pasados para ponerlo al servicio de los contemporáneos, del bien común de los seres humanos.. La UA tiene que completar las personas con la maravillosa tradición del saber humano y abrirlas a los muchos horizontes que todavía hay que descubrir y elaborar. La “Universitas Albertiana”, con sus ciencias y su humanismo, tiene que ayudar a que el mundo viva en paz y fiesta

Qué gran tarea tenemos que llevar a cabo y a la que todos estamos especialmente invitados

Jordi Cussó

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