Este pasaje del Evangelio según San Juan es lo que se conoce como el discurso de despedida del Señor en la última cena.
La figura de Jesús es tan poderosa y su amor por ellos tan evidente, que es comprensible que se sientan angustiados por su partida. Jesús les calma diciendo: «Que no tiemble vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí»
Es una palabra de consuelo y esperanza para unos discípulos que estaban preocupados por su futuro después de que Jesús se fuera.
Salvando las distancias, encuentro muy oportuno este pasaje día 7 de mayo, aniversario de la partida de Alfredo. Sus amigos, los que se apuntaron a esta emocionante aventura, seguro que pasaron también por la incertidumbre: ¿qué sería ahora de sus vidas, de la vida del grupo?
Jesús incita a sus discípulos para que no decaigan en la fe. Les habla a sus amigos y también a nosotros para que, en los momentos de incertidumbre, miedo o angustia, no perdamos la fe.
Su promesa de preparar un lugar para ellos en la casa del Padre y su promesa de volver para llevarlos consigo, son palabras llenas de confianza y seguridad. Todos tenemos cabida en la casa del Padre y tenemos un claro itinerario. Él es «Camino, verdad y vida»
Camino que nos lleva a Dios Padre, a ese Padre que nos ama siempre y que nos espera a todos. Verdad: En Jesús todo es verdad, la misma verdad del Padre. Vida: Vivir una vida plena, vivir con Jesús resucitado. Esto es una muestra de su pasión por llevar a sus amigos hacia una relación íntima y personal con Dios.
Además, Jesús nos llama a la acción y nos dice que aquellos que creen en Él, harán las mismas obras que Él hizo, e incluso mayores. Esto es una invitación a continuar la obra de Jesús en el mundo, y a hacer el bien y llevar su amor a los demás.
Damos gracias al Padre por la vida de Alfredo Rubio, que tantos frutos ha dado y que tan humilde y certeramente nos mostró el camino, la verdad y la vida.
Un abrazo
Loli Piñeiro