150 Hojas de Claraesperanza

150 Hojas de Claraesperanza

En el año 1989, durante la celebración del Sábado Santo en Sant Jeroni de la Murtra, Alfredo, regresando de un viaje a América, nos propuso editar una hoja sencilla que se distribuyera por todo América y desde América por todo el mundo.

Alfredo nos invitaba, a la luz de la advocación mariana de Nuestra Señora de la Claraesperanza, a difundir a modo de confetti, esperanza por todo el continente Americano que el Papa Juan Pablo II definió como el continente de la Esperanza.

La Hoja se publica cada primer sábado de mes. En sus inicios se publicaron 14 números en papel y después de una pausa, se reinició su publicación utilizando los nuevos medios de comunicación que durante ese periodo se habían desarrollado.

Actualmente se publica en la web https://hoja.claraesperanza.net.  Disponemos también de una aplicación para dispositivos mòbiles y participamos en las redes socials como facebook, Instagran…

Nos alegra mucho haber llegado a la publicación número 150.

En el primer número que se publicó, el número 0, Alfredo en su artículo Esclarecer la esperanza nos habla de la verdadera esperanza.

«Solamente teniendo una clara esperanza, las personas podemos lanzarnos a trabajar para hacer realidad los proyectos.»

Dios quiera que estre todos, sigamos haciendo realidad este proyecto de Alfredo de difundir clara esperanza tan necesaria por el mundo.

Esclarecer la esperanza

Hoy día muchas personas lamentan la ausencia de razones para tener esperanza. Y sin embargo casi todo el mundo quiere tenerla.

La persona humana siente hambre y sed de esperanza, pero muchas veces este anhelo es difuso y también, desgraciadamente, oscuro. A pesar de todo, por muy desesperado que uno esté, no renunciaría nunca a tenerla aunque no supiera bien en qué ni en quién.

Existe una figura de mujer que colmó las esperanzas de todas las generaciones. Una mujer que esperó siempre contra toda esperanza; que acogió en su seno al que era el Hombre Nuevo, que creyó en todo momento en Él aunque no pudiera llegar a entenderle completamente. Ella se mantuvo firme al pie de la cruz cuando todos huían. Y al final, se colmó de gozo al saberle vivo para siempre, como Él lo había prometido. Fue, también, co-mediadora de Pentecostés. Esta mujer es María de Nazareth.

Podemos, pues, pedirle a María que la claridad de su esperanza esclarezca los contenidos de la nuestra que, tantas veces, busca a tientas.

Solamente teniendo una clara esperanza, las personas podemos lanzarnos a trabajar para hacer realidad los proyectos.

La publicación de esta hoja quiere ser un humilde cauce para que tantas esperanzas difusas se iluminen a la luz de María y hagan que la realidad sea así más gozosa, puesto que la auténtica esperanza y la verdadera alegría son el único motor para actuar con fruto.

Por Alfredo Rubio de Castarlenas (Barcelona)

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