Domingo de Ramos

Las puertas de la pasión

Comentario de las lecturas del Domingo de Ramos 2022

Este domingo de Ramos entraremos en la Semana Santa. A la vez que Cristo entró en Jerusalén, y con ello inauguraba de modo glorioso su pasión, nosotros los fieles, después de estos 40 días de andadura por el desierto de nuestras almas, entramos con Cristo, pisamos con un atisbo de gloria, los pórticos de Jerusalén.

Puertas de Jerusalén, puertas de pasión.

La entrada en la Jerusalén terrena, cuyas piedras todavía yacen en un remoto lugar de lo que fue el imperio romano, no es otra cosa que el primer compás de una entrada mucho más grande solemne y magnífica: la entrada en la Jerusalén celestial, esa ciudad en el que se juntarán en gloria y alabanza a Dios todos los justos que ha habido, que hay y que habrá en la historia. Esa Jerusalén celeste de la parusía cuyas puertas ya nos está abriendo hoy, ese Jesucristo montado en humilde asno.

Como nos dice San Pablo en la segunda lectura, “Cristo Jesús, siendo de condición divina, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, (…) se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.” Y este es el quid de la lectura de la pasión que, a modo de prólogo y apertura de toda la semana, nos presenta el evangelio de este domingo: la “Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas” tal como se proclama en la misa.

Entrar en Jerusalén…

Me sorprendió en mi visita a esa ciudad encontrar que en el lugar más alto de la ciudad, justo en el centro de lo que fue el templo (hoy explanada de las mezquitas) se encuentra una enorme roca más o menos plana que es la que sirvió de altar al sacrificio de Abraham. Abraham ya anciano, con abandono total en la providencia divina, iba a sacrificar a lo que más quería en este mundo, quizás más que a sí mismo: Isaac, su único hijo, el amado, prenda de futuro; prenda y seguro de que su propia vida, esos largos años de desierto siguiendo a ese dios sin nombre, no habría sido gastada en vano. Ese sacrificio que Dios en su misericordia vino a impedir, se completará ahora con trascendencia universal en la persona de Cristo.

Jesús tomando la condición de esclavo, va a esa roca a humillarse a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. 

Acompañemos a ese pobre esclavo, humillado y torturado. Despojémonos también nosotros de tantos orgullos y vanidades. Entremos con él en la cruz del mundo, la cruz de la guerra, el odio, la crueldad, la injusticia, la mentira, la indiferencia, la burla.

Salmo 21

“Al verme, se burlan de mí,

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme”

El Señor, Dios Padre, al que llamamos todopoderoso, no ahorró esta vez el martirio que ahorró a Isaac. El holocausto de lo que más quería en este y en el otro mundo, lo quería más, si cabe, que a sí mismo: su propio, único Hijo, el bien amado. “Obediente hasta la muerte y una muerte en cruz”.

Las puertas de la gloria

Si nos atrevemos a entrar por esas oscuras puertas de muerte, nos daremos cuenta que las puertas de la pasión no son otra cosa que la antesala a unas puertas intangibles hechas de luz y fulgor. En efecto, “Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre

Amén

Preparémonos hermanas y hermanos para entrar en Jerusalén. Preparemos nuestro ser, para cruzar, con Cristo los portales de la pasión. Doblemos nuestras rodillas y escuchemos con respeto y temblor el evangelio de San Lucas, hacerlo nuestro, y poder proclamar el Nombre-sobre-todo-nombre, poder proclamar con todas nuestras fuerzas que ese esclavo, ese reo hecho sangre y herida, es la libertad y la vida: “Jesucristo, es Señor, para gloria de Dios Padre

DESCARGAR
DESCARGAR

Artículos

¿Hay alguien más?

Científicos norteamericanos están enviando...

El tesoro del tiempo

« Increíble, pero cierto: el único tesoro...

Reconditorio, poesía preservada

«Reconditorio es una palabra algo extraña...

Actividades

Suscríbete a nuestro boletín

© 2024 PazyFiesta | Una web de Mauricio Mardones

© 2024 PazyFiesta
Una web de Mauricio Mardones