Domingo I de Cuaresma // Lc 4,1-13


Este domingo el evangelista nos dice que Jesús es llevado hasta el desierto para ser tentado. El desierto es el contacto con nuestro interior, con la soledad y el silencio. Durante este tiempo Jesús no come, pero el hambre se hace sentir, el demonio lo tienta: «Si eres el hijo de Dios convierte esta piedra en pan». Jesús no piensa en el Pan para Él sólo, sino en el Pan compartido para toda la humanidad.

En estos momentos que estamos viviendo, ¿pensamos sólo en nosotros y nuestra familia, o en nuestro comportamiento diario están presentes las familias que no tienen nada para comer, ni hogar, ni trabajo?

Jesús es tentado con el poder, pero Él no quiere el poder, sabe que viene a compartirse, a darse. Él sólo adora y ama al Padre. Nosotros nos aferramos al poder, al mando, a tener, aunque pisemos a los demás.

En estos días, donde los políticos y los oligarcas, “inician una guerra sin sentido” para aferrarse al poder y oprimir a los ciudadanos, nos encontramos con alguien que renuncia al poder. Nosotros ejercemos de alguna forma el poder en nuestro hogar, en nuestro trabajo, ¿seremos capaces de discernir que al igual que Jesús venimos a servir, a trabajar por el bien común y a practicar el amor, la paz y la solidaridad?

También es tentado con ser grandioso, milagrero, pero Jesús confía en el Padre y sólo se pone en las manos de Él. Nosotros preferimos a un Jesús grandioso, a un Jesús que hace milagros, aunque esto nos aleja de la verdadera esencia del cristianismo, y ésta no es otra que el amor al prójimo, confiar y ponernos cada día en las manos de Dios. En nosotros está dejar que Dios se manifieste en nuestros actos, en nuestro testimonio de vida.

En esta Cuaresma que comenzó el Miércoles de Ceniza, debemos también nosotros atravesar el desierto, la soledad, el silencio, la reflexión, la meditación, el ayuno, pero siendo conscientes de lo que significan.  Ser cristiano, seguir a Cristo, es una forma de vida basada en el amor, la justicia y la esperanza.

Hoy comenzamos a caminar por el desierto, ¡no tengamos miedo!, ¡seguro que salimos fortalecidos!

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