Domingo VI del tiempo ordinario // Mc 1,40-45

Este Evangelio nos muestra un Jesús entrañable que se compadece, toca, cura, aunque sabe que esta acción le va en contra porque tiene que esconderse.
La reacción del leproso, es la que sentimos cuando nos hemos curado, ¡liberado y sentimos el gozo de Vivir!
Seguramente la fe del enfermo fue la que movió el corazón de Jesús.
Eso es lo que nos pasa cuando alguien se acerca desde la confianza… nos mueve … y somos capaces de arriesgarnos.
Parece ser que esta fuerza interna a la que llamamos “fe” pone en movimiento a muchas personas.
Así fue Bernadette en Lourdes (hoy día de su celebración).
También la fe de Santa Eulalia le permitió enfrentarse al juez injusto que hacía sufrir a quién ella amaba, hermanos y hermanas.
¿Y nuestra fe?
¿nos mueve?
¿nos da fuerza?

Que celebremos estos días con Santa Eulalia quien nos ha enseñado a vivir desde la fe en Jesús, confiando en que esta fuerza nos acompaña para ayudar a los que sufren aunque sea difícil tarea.

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