Jesús vuelve a utilizar el símbolo de la vid y el vino para explicarnos su experiencia del Padre. Con vid y sarmientos nos explica la unidad: no existen por separado y no hay uno sin el otro. Por mucho que nos empeñemos en separarlos, ambos coexisten, el sarmiento también es vid.
Javier Melloni afirma: “Jesús es plenamente Dios y hombre, y eso es lo que somos todos. El pecado del cristianismo es el miedo; no nos atrevemos a reconocernos en lo que Jesús nos dijo que éramos”
El miedo! El miedo nos paraliza, nos ciega, nos hace intolerantes, intransigentes, nos esclaviza… Estamos aferrados a doctrinas y morales que nos ahogan y privan que veamos la grandeza, la Luz de nuestro prójimo. Esta doctrina y moral parten del miedo, del control y del poder. Cuando dejamos que nuestra vida la rija esta doctrina y moral, generamos sufrimiento. Debemos poner la doctrina y la moral a merced de la Vida y la Luz.
Jesús nos habla de podar. Pienso que a lo largo de nuestra vida vamos sufriendo diversas podas. Dolor y sufrimiento que con el tiempo dan su fruto. Muchas veces la experiencia de sufrimiento, dolor, rotura, hace que despertemos, nos libera de nuestros miedos, de nuestro ego, y eso nos hace más empáticos y nos lleva a vivir una vida más real y auténtica.
Jesús nos devuelve a nosotros mismos, a nuestra verdad, a nuestra dignidad, a nuestra belleza.